Hotel El Pez: un nuevo caso de actuación ilegal por parte de la FGE de Q-Roo

Cinco semanas después de su ingreso ilegal en el Hotel El Pez, de Tulum, la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo sigue sin devolver la operación de las instalaciones, que permanecen precintadas, sin que hasta hoy, hayan avanzado las gestiones de los abogados para anular el aseguramiento del conocido hotel de playa.

La madrugada del pasado 1 de octubre, 40 agentes de la FGE se presentaron sin previo aviso y sin mostrar orden alguna, a las instalaciones del hotel, donde procedieron a expulsar a todos los huéspedes, y revisar las habitaciones, sin declarar qué es lo que buscaban, por qué llegaban a esa hora, o cómo supieron que había drogas y armas, y dónde buscarlas.

La presencia de tantos agentes de la FGE fue notoriamente extraña, si se considera que el municipio de Tulum tiene menos de una decena de agentes de la FGE. Los policías municipales no participaron de la operación, pese a que “un grupo de cuatro huéspedes de Venezuela le mencionó a uno de nuestros empleados que estaba de turno esa noche, que habían llamado al 911 para reportar que alguien estaba entrando a su habitación. El 911 les dijo que ya tenían el reporte, pero la Policía Municipal nunca llegó”, dijo a Qué Pasa en Tulum, una fuente del hotel de playa, que pidió no revelar su nombre.



La injustificada e inesperada invasión de las instalaciones, obligó a trasladar los huéspedes a otro hotel, para garantizar su seguridad, y para que continuaran disfrutando de sus vacaciones, aunque es bien sabido que este tipo de experiencias negativas terminan perjudicando al turismo, porque está demostrado que los turistas tienden a compartir más todo aquello que ellos consideran que está mal, mientras que son menos ‘entusiastas’, para compartir en redes todo aquello que estuvo bien.

Prueba del mal proceder de los agentes a cargo de la operación, es que las puertas de las habitaciones fueron abiertas con violencia a punta de culatazos, mientras gritaban a los huéspedes, exigiéndoles que salieran de la cama en medio de la noche, y abandonaran las instalaciones, sin darles apenas tiempo a empacar sus propiedades, todo esto, sin mostrarles ninguna identificación que demostrara que eran parte de la FGE.
Otra extraña muestra de su ilegal proceder, fue la orden de apagar las cámaras de video que conforman parte del sistema de vigilancia y seguridad del hotel, así como desconectar la red WiFi.

Quien peor se lo llevó fue una de las gerentes del hotel que, al demandar que le mostraran una orden de cateo, recibió como respuesta, que visitara la estación de policía para obtener más información. Al ver que la ejecutiva comenzó a enviar mensajes de texto para informar a sus superiores y pedirles ayuda, un miembro de la FGE agitó su arma frente a su cara, y le pidió su teléfono, a lo que ella se negó, porque “no estaba haciendo nada indebido”, añadió la fuente anónima.

“Ella volvió a preguntar si tenían una orden judicial, y reclamar que se la mostraran, y al ver el policía que no pudo intimidarla como pretendía, comenzó a alejarse de ella, mostrando siempre una actitud muy violenta”, complementó el relato.
Al acercarse el final de la quinta semana, el hotel sigue cerrado, lo que ha afectado la estabilidad laboral de más de una decena de cabezas de familia, así como a los proveedores del hotel. Mientras tanto, ni la Fiscalía, ni las autoridades del Estado, han explicado por qué procedieron de forma tan irregular, rayana en lo ilícito, y cuándo permitirán la reapertura de la instalación turística.

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